El ajuste de Granja Tres Arroyos impacta el negocio aviar

Granja Tres Arroyos, la principal avícola de Argentina, no se enfrenta solo a un desacuerdo salarial. Lo que está en juego va mucho más allá: la empresa está redefiniendo su estructura operativa. Esto implica el cierre de algunas plantas menos eficientes, el traslado de personal y la concentración de recursos en sus fábricas más competitivas. Aunque la compañía no lo ha comunicado de manera oficial, varios sucesos recientes lo han dejado en evidencia: retrasos en los salarios, un cierre confirmado en Entre Ríos y rumores de una operación con Tyson Foods, su socio estadounidense.

Con 7.000 trabajadores y la capacidad de procesar hasta 700.000 pollos diarios, Granja Tres Arroyos opera en ocho plantas distribuidas entre Buenos Aires, Entre Ríos, Córdoba y Uruguay. Sin embargo, algo está cambiando. Por primera vez en 20 años, la empresa está reduciendo su huella productiva.

El cierre de Súper y un mensaje muy claro

Uno de los cambios más notables es el cierre del frigorífico Súper en Concepción del Uruguay. El personal de allí será trasladado a la planta de La China, que es la de mayor capacidad en la región. Aunque la empresa no lo menciona abiertamente, este movimiento es interpretado en el sector como una señal clara de centralización y eficiencia, dejando atrás estructuras dispersas.

Este traslado coincide con un momento crítico en el conflicto salarial. Los trabajadores de La China han denunciado que sus salarios han llegado en hasta cinco cuotas, y algunos apenas recibieron el 20% de lo que les correspondía en octubre. Desde el sindicato alimentario han confirmado que la empresa prometió regularizar los pagos, aunque reconocen que esto está tensionando la normalidad laboral.

Una reestructuración silenciosa

Dentro de las plantas, se sostiene que la situación es coyuntural, pero el problema de los pagos en cuotas también es visible en Brandsen, donde hubo un intento de paro de 48 horas. En Ezeiza, las asambleas por los retrasos en los pagos son habituales.

Sin embargo, el ajuste operativo no se limita solo a los atrasos salariales. Tres Arroyos también enfrenta las consecuencias del cierre del mercado chino debido a la gripe aviar en 2023, lo que ha reducido su volumen exportador del 33% a solo el 25%, generando pérdidas significativas. Para una empresa con facturación anual de 1.300 millones de dólares y envíos a 67 destinos, esto ha tenido un gran impacto.

A lo largo del último año, han recortado más de 80 puestos de trabajo, principalmente en Entre Ríos, y han tenido dificultades para pagar el medio aguinaldo de julio. Curiosamente, el consumo interno de pollo está en su nivel más alto de la década, lo que indica que el problema no es del mercado, sino de estructura y financiamiento.

En este contexto, la industria avícola describe lo que está sucediendo en Tres Arroyos como una reestructuración en tiempo real, que se manifiesta en la compactación de plantas, el traslado de personal y los pagos que se retrasan mes a mes.

Tyson Foods: un ruido creciente

Cada vez son más las voces entre los empresarios que sugieren que esta reestructuración puede estar relacionada con movimientos estratégicos de Tyson Foods, que compró el 34% de Tres Arroyos en 2022. Desde entonces, el grupo estadounidense ha buscado influir en los procesos industriales y en la estandarización del negocio, lo que requiere una estructura más compacta.

En Entre Ríos y entre los sindicatos se escucha una hipótesis que, aunque no está confirmada, comienza a tomar fuerza: Tyson podría estar interesado en aumentar su participación. Granja Tres Arroyos estaría organizando su estructura para facilitar esta posible operación. Los recientes retrasos en los salarios podrían ser vistos como una estrategia para agilizar retiros voluntarios y ajustar la plantilla antes de una eventual compra.

La empresa no ha realizado anuncios sobre cambios accionarios, pero todos en el sector coinciden: los movimientos recientes—cierres, traslados y sueldos fraccionados—son incompatibles con el funcionamiento habitual de la mayor avícola del país.

Hoy, Tres Arroyos no solo enfrenta un conflicto laboral; está redefiniendo su propia escala. Lo que está en juego sería el modelo que dominó la avicultura argentina en las últimas dos décadas.

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